Padre Arce y Tierra Santa (1922-1984)

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Terminado el período de servicio en El Cairo, en 1923, padre Arce es nombrado bibliotecario en el convento de Nazaret. Además de este cargo, el franciscano tiene la oportunidad de visitar los monumentos, para estudiar los santuarios cristianos de Galilea y hacer de guía a los peregrinos, entre los que destaca el futuro Negus de Etiopía, Haile Selassie (nacido Ras Tafari Makonnen Woldemikael). El 22 de septiembre de 1924, padre Arce es asignado finalmente al convento de San Salvador de Jerusalén. Llega inicialmente como profesor, ocupando diversos cargos: desde 1925 es guía oficial de peregrinos y capellán de las Franciscanas Misioneras de María; en el 1926 va al séquito del custodio Aurelio Marotta como secretario durante la visita pastoral de la Custodia (Palestina, Líbano y Siria); en 1927 sustituye temporalmente al superior y párroco de Ismailía, en la orilla occidental del Canal de Suez. Después de haber tenido la oportunidad de visitar los lugares del Éxodo, regresa a Jerusalén y asiste a la École Biblique, estudiando Arqueología, Geografía de Palestina y Topografía de Jerusalén, además de las lenguas asiria, árabe y copta. Mientras tanto, participa en todas las excursiones organizadas con frecuencia por la escuela.

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La pausa mayor de su estancia en Jerusalén tiene lugar en los años 1931-1936, cuando acepta el cargo de Padre Superior Regular del Canal de Suez. Gracias a esta posición, padre Arce logra realizar otra vez visitas a lugares del Éxodo, al Sinaí y a los monumentos faraónicos del Antiguo Egipto. Vuelto a Jerusalén, después de unos meses de descanso, se convierte en bibliotecario de la Biblioteca Central de la Custodia (10 de septiembre de 1936) y da paso a un proyecto de enriquecimiento y reorganización de la colección. Para la formación intelectual de padre Arce es crucial el viaje a Europa durante los años 1952-1954.

El fraile, llamado a participar en la Exposición de Tierra Santa de Madrid, realiza amplias investigaciones en los archivos de Madrid, Simancas, Barcelona, Lisboa, Coímbra, París y Roma. En cada etapa de su viaje, recoge un verdadero tesoro: miles de fotografías que llevará consigo a Jerusalén a principios de 1955. Con excepción de un paréntesis en Chipre en 1960, donde en tres meses reorganiza las bibliotecas monásticas de Nicosia y Larnaca, padre Arce vive permanentemente en Jerusalén. A partir de este momento, se dedica principalmente a la publicación del fruto de sus años de investigación histórica y archivística.